Cuando se va de vacaciones, se mira mucho en donde pasar el tiempo después de esquiar o después de largas caminadas en la montaña. Y que lugar mejor para ello que disfrutar de un jacuzzi, hamman o un masaje relajante. Nada mejor que visitar los Baños de Tredòs o las Termas de la Baronía de Les, con sus ofertas de baños en aguas sulfurosas, cuyos manantiales termales vienen siendo aprovechadas desde el tiempo de los romanos por sus propiedades curativas. Últimamente, se está incluyendo en el masaje terapéutico el caviar autóctono, más en el tratamiento facial y corporal.
Para los que prefieren otro tipo de relax, tienen a su alcance la oferta comercial, con sus tiendas de ropa de
esquí en especial, así como las tiendas de interior.
Cuando llega la noche, os esperan los bares musicales, específicos también, con su ambiente de borda antigua, reformada y habilitada como bar – discoteca.
Para los que se plantean un día fuera del valle, una visita al sur de Francia es imprescindible. En coche, a menos de dos horas ya están en el país de los catares, de sus leyendas y sus castillos, que todavía mantienen vivos sus encantos medievales, así como sus grotas donde encontraran unas de las más antiguas pinturas rupestres existentes en la civilización del hombre.
Así como el invierno está plenamente dominado por actividades relacionadas con la nieve, el verano es todo un lujazo para los amantes de la naturaleza y deportes como ciclismo, rafting, excursiones a pie o en vehículo a las zonas más altas o pintorescas del valle o bien a sus alrededores.
La carretera que cruza el valle está incluida en el circuito de ciclismo del Tour de France por sus pendientes y grado de dificultad, así como por el esplendor de las vistas que seducen al visitante.
Por el río Garona, con aguas que vienen directamente de la montaña, no contaminadas y limpias, se realizan actividades como rafting, pero también la pesca de la trucha.
Las pendientes del valle tienen muchos lugares para el que elije la excursión a pie o vehículo, como el lugar del nacimiento de un río, una cascada de más de 20 metros de altura o simplemente las vistas de las que se puede gozar llegando a los miradores o cabañas que existen en las cimas de estas montañas.
Otro aspecto con el que se orgullecer el valle es su larga lista de restaurantes con largas listas de bondades gastronómicas, para encantar el paladar. El gurmand y no solo el, podrá elegir entre platos de carnes y pescados, caldos y sopas, pizzas y pastas, así como vinos y licores para acompañar. Entre todos, destaca la olla aranesa, especifico caldo sabroso y fuerte a base de verduras, legumbres y carne, los preparados de carne de caza, las tartas típicas, a base de frutas de bosque y más.
Pero sin lugar a dudas los más gustados y buscados son los platos a base de carne de pato y jabalí y los a base de bullets (champiñones) en cuyos honor, cada año se organizan semanas gastronómicas con la participación de restaurantes del Valle que se retan en elaborar platos nuevos y variados.
Entre licores, el más buscado es el Cassis, bebida dulce a base de frutas de bosque y el Licor de nòdes, más fuerte y a base de nueces. Y no nos olvidemos del caviar, producto autóctono, elaborado en la piscifactoría de Les, presente en las mesas de los restaurantes del valle así como en las tiendas especializadas en venta de productos específicos del país, que lo encontrarán junto con el paté de foie, jabalí o bullets, preparados de queso o miel, confituras….
La fuerte personalidad del Valle de Aran, que se ha mantenido hasta nuestros días, se explica en gran parte por el carácter montañoso, un tercio del cual supera los 2000 metros de altitud y constituyen una barrera natural que ha condicionado desde siempre la comunicación con tierras vecinas, especialmente con el, mientras que el curso del río abre camino hacia tierras gasconas.
Por ello, el románico del Aran tiene sus propias características arquitectónicas, de un gran valor cultural.
Destacan las iglesias, como la de Sant Andreu de Salardú, de transición al gótico y portada románica y que posee uno de los ejemplares más importantes de la escultura catalana: Majestad de Salardú, talla del S. XIII; la Iglesia Santa María d’Arties, que posee una notable colección artística, tallas, pintas murales; o bien Santa Eulalia de Unha, iglesia de tres naves desiguales y tres ábsides, declarada monumento histórico-artístico, entre otros.
